Primeras lecturas para una ceremonia religiosa

Primeras lecturas

Has decidido darte el «Sí, quiero» con una ceremonia religiosa y casi que no sabes ni por donde empezar. Hoy te recomendamos algunas «primeras lecturas» para que puedas elegir la tuya.  Además de la primera lectura, tendrás que elegir un Evangelio y si la ceremonia lleva Comunión, también una segunda lectura. Para la segunda lectura, te servirán también estos ejemplos de primera lectura.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 31-13, 8a

Hermanos:

Ambicionad los carismas mejores. Y aun os voy a mostrar un camino mejor.

Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.

Ya podría tener el don de predicación y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.

Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve.

El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.

Disculpa sin límites, cree sin limites, espera sin límites, aguanta sin límites.

El amor no pasa nunca.

Palabra de Dios.

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios: 5, 2ª. 21-23

Hermanos:

Vivid en el amor, igual que Cristo nos ha amado y se ha entregado por nosotros.

Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia, él que es salvador del cuerpo.

Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo.

Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia.

El se entregó a si mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante si gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son.

Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie, jamás, ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo.

«Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne.»

Es éste un gran misterio; y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

En una palabra, que cada uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete al marido.

Palabra de Dios.

Lectura de la primera carta del Apóstol San Juan: 4, 7-12

Queridos hermanos:

Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.

Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.

En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él.

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.

Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.

A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.

Palabra de Dios.

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos: 8, 31b-35. 37-39

Hermanos:

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?

El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por nosotros, ¿cómo no nos dará todo con Él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios?

Dios es el que justifica.

¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros? ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?, ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?.

Pero en todo esto vencemos fácilmente por Aquel que nos ha amado.

Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna, podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor Nuestro.

Palabra de Dios.

Lectura del libro de Tobías   8, 5-10

La noche de su boda, Tobías dijo a Sara:

-Somos descendientes de un pueblo de Santos, y no podemos unirnos como los paganos que no conocen a Dios.

Se levantaron los dos y, juntos, se pusieron a orar con fervor.Pidieron a Dios su protección.

Tobías dijo:

-Señor, Dios de nuestros padres,  que  te bendigan el cielo y la tierra, el mar, las fuentes, los ríos y todas las criaturas que en ellos se encuentran. Tú hiciste a Adán del barro  de la tierra y le diste a Eva como ayuda. Ahora, Señor, tú lo sabes: si yo me caso con esta hija de Israel, no es para satisfacer mis pasiones, sino solamente para fundar una familia en la que se bendiga tu nombre por siempre.

Y Sara, a su vez, dijo:

-Ten compasión de nosotros, Señor, ten compasión.

Que los dos juntos vivamos felices hasta nuestra vejez.

Palabra de Dios.

Lectura Cantar de los Cantares, 2,8-10.14.16a 8,6-7a

MI AMADO ES PARA MÍ

¡Oíd, que llega mi amado, saltando por los montes, brincando por los collados! Es mi amado como un gamo, es mi amado un cervatillo. Mirad: se ha parado detrás de la tapia, atisba por las ventanas, mira por las celosías. Habla mi amado y me dice: “¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Paloma mía, que anidas en los huecos de la peña, en las grietas del barranco, déjame ver tu figura, déjame escuchar tu voz, porque es muy dulce tu voz, y es hermosa tu figura.” ¡Mi amado es mío, y yo soy suya! Él me dice: “Grábame como un sello en tu brazo, como un sello en tu corazón, porque es fuerte el amor como la muerte, es cruel la pasión como el abismo; es centella de fuego, llamarada divina: las aguas torrenciales no podrán apagar el amor, ni anegarlo los ríos.”

Esperamos que te haya sido de ayuda. Es muy importante que todas las lecturas coordinadas y que los lectores se acerquen al sacerdote 15 minutos de la ceremonia para presentarse y mostrar las lecturas que se van a llevar a cabo. Si tienes una Wedding Planner ella se encargará de coordinar todo esto, junto con la música. Si no has contado con el servicio de un profesional desde el principio, no te preocupes. Por ejemplo, en el caso de Weddings With Love contamos con el servicio de «Coordinación del Día de la Boda» en el que nos encargamos de coordinar y controlar que todo salga perfecto y tal y como vosotros habéis organizado. Entre nuestra tareas se encuentra la de coordinar a todos los invitados, la llegada de la novia, del novio, que la música suene en el momento preciso, la salida de invitados para preparar el arroz, y un largo etcétera. Básicamente velamos por vuestra tranquilidad y la de vuestra familia, intentamos que ese día solo os preocupéis de BAILAR, REÍR Y AMAR, nosotras nos ocupamos del resto.

¡Feliz día!

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